domingo, 15 de mayo de 2011

Diego Latorre: “Si vos tenés a Riquelme y traés a Falcioni estás en una contradicción”



Como futbolista Diego Latorre armó una dupla inolvidable con Batistuta, era hábil, gambeteador y su frase “Boca es un cabaret” ha quedado marcada en su carrera. Es uno de los mejores comentaristas de la actualidad, consagrado tras el Mundial 2010 que comentó para Canal 7, también se desempeña como columnista del Diario Olé y forma parte del equipo de Planeta Bonadeo. Son de esos entrevistados que dá placer escucharlos por su claridad para hablar, por lo que saben de fútbol y porque no dejan pregunta sin responder. Habló con “Entre vidas Sports” de sus comienzos, el periodismo deportivo y el fútbol actual, entre otras cosas.

¿Te arrepentís de algo de lo vivido como futbolista?
No, no me planteo eso porque cada decisión que uno toma la tiene que medir en su momento, en su contexto. Entonces sería algo incoherente desde aquí y ahora que han pasado tantos años imaginarme esa situación porque no tengo las emociones de ese momento. Si bien me pude haber equivocado en muchas cosas, no lo siento porque hay un momento para la decisión y ese momento lleva toda una carga emocional. Ahora desde una banqueta que te puedo decir, que me equivoqué, obvio. Pero en ese momento no estaba como lo estoy ahora.

Principalmente me refería a cuando jugando para Racing te tapaste la nariz frente a la hinchada de Boca.
Lo del gesto no fue como consecuencia de una locura mía. Ahora es muy fácil simplificarlo y reducirlo todo al gesto. Si bien lo fue puntualmente en la cancha, yo venía viviendo un montón de complicaciones y estaba muy triste porque fue a Racing por una decisión política de Macri. Después de haberme querido vender a países exóticos y prácticamente sacarme de encima, a un jugador que había estado casi 12 años en la institución. Eso me molestó. Yo fuí a Racing porque me interesaba el proyecto futbolístico y porque estaba Ángel Cappa, que fue mi técnico formador en Boca cuando estaba con Menotti. Eso me sedujo bastante. Pero en los meses anteriores a todo ese gesto, incluso desde que estaba en Boca la gente no me trató bien, no la gente de la popular, la gente de la calle, la gente de la platea y de eso pocos se acuerdan. Eso por más que uno sea bastante hermético, te vas cargando, vas sumando, estás como contenido pero en algún momento podés explotar. Es necesario sino te hace mal. También soy conciente que pagó mucha gente que no lo merecía pero cuando uno toma una decisión, es un personaje que trasciende lo cotidiano y ya es un personaje público podés no agradarle a alguien. Uno en ese momento no está lúcido ni en ese momento de reflexión, hice eso y me costó. Me costó la reprobación. Tal vez era un tipo muy querido, haciendo un resumen, pero hay gente que se quedó solo con eso. Me parece injusto que se quede solo con eso. Entre el aplauso y la reprobación hay un milímetro, hay una jugada, un gol, un penal errado y uno como público cree que el tipo que está defendiendo los colores de una determinada camiseta tiene una obligación moral hacia ese público. Y yo tal vez no comparto eso. Si bien uno juega para una institución también el jugador juega para uno, juega para su familia, para sus seres queridos y dentro de esas cosas, defiende una determinada camiseta. Evidentemente yo soy agradecido, sé que fui lo que fui porque Boca me refugio, me dio todo, me cuido y pude llegar a jugar en primera división pero también yo llegué a primera división por mí y esa es la obligación moral porque hubo muchos chicos que quedaron en el camino y sin embargo llegué yo. Existe una sociedad entre el jugador y el club. Si una de las dos partes rompe o no coopera y no sirve no hay sociedad.

¿Qué es lo que te faltó para jugar un Mundial?
Oportunismo. Creo que sobretodo para el Mundial del 94 estaba teniendo un nivel muy bueno en Europa, tal vez superior al que tuve en Boca en el 91. Me había destacado haciendo grandes partidos en Europa, algo que no era tan frecuente en ese momento ya que iban pocos jugadores de Argentina. En Tenerife había tenido grandes partidos ante Real Madrid y Barcelona. En ese momento las comunicaciones no eran tan fluídas, la globalización no se había instalado en la sociedad entonces el técnico no tenía tanto seguimiento. Yo en el año ´94 tuve un nivel fantástico y en ese momento Ortega está apareciendo y el técnico se inclinó por él. Ya en el ´98 no tanto y en el ´90 era muy pichón. Merecía jugar el Mundial ´94. Lo digo sin vanidad, creo que estaba en el punto justo. Estaba hace 2 años en Europa y no había tantos delanteros.

¿Influyó mucho en tu rendimiento el hecho de tener a Valdano y Cappa en Tenerife?
Si, porque además no fueron fáciles mis comienzos. Venía de tener una inactividad de 9 meses en Fiorentina, habían metido preso a mi representante. Ese no fue un momento feliz y cuando volví a jugar lo sentí. Al principio me falta competencia, me faltaba ritmo, roce. Arranque en el banco de suplentes y después empecé con todo la temporada siguiente.

Siempre destacás a Cappa y Tabarez cómo los mejores técnicos que has técnico, ¿qué aprendiste con ellos?
Secretos del juego. Más allá de la relación paternal que tengo con los dos. También tiene que ver mucho el momento del jugador, la edad del jugador, el camino recorrido del jugador. Ángel me agarró a los 16 años, me pulió y después me reencontré en Tenerife y luego en Racing. Tiene que ver mucho con como el jugador va procesando las cosas que le van diciendo. Los dos me aportaron mucho, sobretodo Ángel. A los 16 años yo era un chico que ya estaba pensando que tenía la posibilidad de llegar, jugaba con responsabilidad, con alegría pero también con un poco de angustia porque la competencia es muy dura en divisiones inferiores. Por más condiciones futbolísticas que tengas se necesitan otros argumentos, vinculados con lo metal, la persistencia, apoyo de los entrenadores, el entrenador adecuado. Era un momento de vacío en Boca, no era común que un chico de inferiores juegue en primera como sí lo es hoy. Estaba lleno de profesionales. Ángel me enseñó mucho a mí a disfrutar el juego. Yo tenía una buena contención familiar pero es como que enseguida te perdés. Ángel me enseño varias cosas, como moverme y Tabarez me definió.

Tabarez hasta te eligió el número de la camiseta.
Si, así fue, en el primer partido. Yo venía usando la 9 y él justo había puesto a Batistuta de 9 y a mí me había corrido como segundo delantero. Llegué al vestuario en Mar del Plata y ví que la 9 la tenía Bati y mis botines estaban junto con la camiseta 11. Entonces voy y hablo con el utilero y me responde que no puede hacer nada y que vaya a hablar con Tabarez. Yo quería cambiar el número y Bati no tenía problemas. Voy y le digo, “Maestro, estoy acostumbrado a jugar con la 9, con Bati ya hablamos y no hay dramas en que cambiemos las camisetas” y Tabarez me respondió que si quería un número de camiseta que eligiera de la 13 a la 16. Pequeña enseñanza, o sea, todo bien pero mando yo me dio a entender. Son cosas que te quedan marcadas. Ese partido recuerdo que hice un gol, contra Racing en Mar del Plata. Tabarez me definió como jugador y también me enseñó mucho acerca de la disciplina. No de la disciplina como se entiende ahora, que hay un entrenador con cara de serio y todos creen que es inteligente. Me enseño la disciplina de “las reglas las pongo yo”, los trabajos, hay diálogo, concensuamos y el respeto. El equipo volaba. Tenía mucho conocimiento. Ahí es donde el jugador termina de admirar o de creerle a un entrenador. Es un entrenador que sabe de fútbol. No todos los entrenadores saben de fútbol. Habrán hecho el curso pero no todos saben de fútbol.

¿Qué recuerdos tenés del equipo de Boca 91-92?
Andábamos muy bien, estábamos todos con muchas ganas de llegar a la gloria, nos fuimos contagiando con cosas que nos fueron pasando en el torneo de verano. La llegada de un nuevo entrenador que era muy respetado, había dirigido a Uruguay en el Mundial del 90. Sabíamos de su capacidad, incluso antes de asumir, Tabarez vino y estuvo un mes en Argentina viendo los partidos de Boca y eso le permitió sacar conclusiones. No fue un improvisado. El sabía que yo iba a jugar de 9, que dónde ponían los técnicos no iba a rendir, de 9 de punta y tampoco de enganche. Sabía que a Batistuta lo ponían de extremo en un momento pero Tabarez sabía que tenía que jugar de 9, entre los dos centrales. Y que el equipo tenía que funcionar en base a orden, organización pero también a pequeñas sociedades, sin pequeñas sociedad la cosa no va. Se quedaría solo en la organización o en el talento individual de algún jugador. Entonces Tabarez fue muy inteligente, lo puso a Tapia de enganche para sacarme a mí la responsabilidad del armado, volvía por la izquierda pero jugaba de enganche. Yo jugaba por izquierda pero me podía mover por todo el frente de ataque, lo puso a Bati de 9, lo ubicó a Graciano sobre la derecha, bajando un poco para que los mediocampistas tuvieran más soltura para jugar. Era un equipo fuerte defensivamente, nos hicieron seis goles nada más. A pesar que el equipo tenía mucho talento, jugábamos con casi tres delanteros y un enganche, el equipo estaba muy organizado y se manejaba bien defensivamente.

¿Nunca se te cruzó por la cabeza ser director técnico?
No, sobretodo por el canibalismo que hay hoy en día. Me dá mucha pena, tristeza que los entrenadores tengan que ser sentenciados. Además, lo de estar dividiendo permanentemente los que triunfan de los que no. Los dirigentes han hecho muy mal las cosas en los últimos tiempos. El hincha mismo de fútbol que va a la cancha y que no puede escaparle a las reglas de exitismo, que la tolerancia no existe prácticamente. Se va como impregnando todo eso en la semana con las declaraciones de los jugadores, las preguntas, las sacadas de contextos. Todo ese tipo de cosas, estando uno ahí en el medio, es como que tiene que estar siempre a la defensiva. Nunca podés ser vos porque si decís algo ya se busca la confrontación, se busca lo polémico y eso yo ya lo pasé y me cambió el carácter. Ahora estoy desde otro lugar, estoy más tranquilo y no quiero volver a esa picadora de carne. Ahora estoy más asentado y las vivencias que me dejó el fútbol las fui canalizando bien y las pude transportar a mi tarea de comentarista.

¿Cómo surgió lo de empezar a ser comentarista?
No fue por una elección mía. Se dio así, no es que yo lo provoqué. Me habían invitado a un programa de televisión para hacer unos comentarios del Mundial Sub-20 que jugaba Argentina en Holanda. Ahí fue cuando surgió Messi y fue admirado por todo el mundo por primera vez. Hice un comentario breve y después me fui enganchando porque estaba Fernando Pacini en ese momento. Gustó mi manera y lentamente me fui metiendo. Al principio la empresa me hizo un contrato por tres meses y me pusieron como segundo comentarista del fútbol mexicano para hacer algunos apuntes al comentarista principal. Yo era contemporáneo de esos jugadores, vieron mi trabajo y desde ahí fui haciendo la carrera en Torneos y Competencias.

¿Seguís pensando que los periodistas no te ven como un par de ellos?
No me interesa. Que me vean como me quieran ver. Lo importante es como me vea yo y yo tampoco me veo como un periodista. No soy alguien que tenga una tira diaria, ni tengo la aspiración de eso, ni de conducir un programa. Me dedico a comentar fútbol, trato de hacerlo lo mejor que pueda y los rótulos o títulos de si soy comentarista o periodista no me interesan.

¿Más adelante te gustaría trabajar en algo que no tenga que ver con el fútbol?
Puede ser que en algún momento se me dé por eso pero ahora estoy bien así. A veces el mundo del fútbol es muy reducido y te tocan abordar algunos temas que son bastante desagradables, más allá de lo que pasa en el campo de juego. Por eso es que tampoco me interesa participar en ninguna tira deportiva. Como hay tanta mentira, tanta complicidad, amiguismo, conspiraciones, vinculaciones. Es como un mundo muy particular que no me interesa. Lo digo abiertamente y decididamente, no me interesa participar. Mis opiniones pueden gustar o no, pero son genuinas. O sea, no tengo ningún tipo de compromiso con nadie. Trato de ser imparcial y justo con lo que creo. Tampoco me gusta la relación periodista-jugador de fútbol que a veces es inevitable por una cuestión de que tiene que ser cordial porque hay periodistas que van a los entrenamientos, tienen que entrevistar al jugador y todo eso pero yo le escapo a eso.

¿Por qué pensás que algunos programas buscan el escándalo?
Porque es lo que interesa. Creo que el periodismo tiene la sensibilidad para detectar que es lo que el público va a consumir. Los escándalos, las peleas, las internas, todo eso produce morbo en el espectador. Ese tipo de programas es necesario, para que no pensemos y si no pensamos absorbemos mucho más fácil todo lo que nos dicen. Y si pasa eso, el que lo dice tiene impunidad y para tener impunidad no necesitas tener conocimiento. Y el tipo que escucha y tiene conocimiento, evidentemente no se traga cualquier cosa. Es un jueguito muy perverso que hace que sea muy difícil salir de ese círculo. Se empieza por las raíces, la educación y más allá del discurso, no sé si conviene que el pueblo futbolístico se eduque y pueda razonar. Soy abierto, tengo mi criterio pero respeto mucho a lo de los demás. Lo que pasa que cuando escucho como se fundamentan esos criterios, el resultadismo o cualquier cosa, ahí es cuando se me cae el castillo. Además, se evalúan los resultados en un fútbol que no garantiza nada, es un fútbol que no tiene ninguna lógica. Entonces realmente a veces se critican o se juzgan las ideas de determinados entrenadores con un énfasis que no tienen para otras cosas.

¿Es el caso de Cappa?
Cappa o anda al que quieras. No sé si Ángel, Ángel será uno pero se ve con Mohamed también. Cuando lo adoraban cuando ganó la Copa Sudamericana y ahora lo tiran por el piso. O sea, los mismos argumentos que exponían para antes enaltecerlo son los mismos argumentos que ya no sirven y hacen que su tarea sea muy criticada, muy disminuida.

¿Cuáles son los factores del mal momento de Boca?
Boca es una víctima, como otras, de los recambios permanentes, las destrucciones de equipos, de las conducciones poco capaces. Lo que pasa que lo de Boca tiene una magnitud superior porque es Boca. Cruzamos la vereda y cuatro puntos más o cuatro puntos menos y vemos básicamente lo mismo. En todos los grandes equipos se hicieron grandes desastres y los otros equipos han aprovechado para ganar mucho tiempo. Eso pasa con equipos como Vélez, Lanús, Estudiantes que fueron de a poco haciendo las cosas bien cuando los ojos estaban puestos en otros lados.

¿Para vos Falcioni era el técnico indicado para dirigir a Boca?
No. Lo que pasa es que las reglas están puestas. Vamos a traer al técnico campeón, vamos a traer al que nos puede solucionar a corto plazo y además eso a veces no coincide con el capital que uno tiene en el equipo. Si vos tenés a Riquelme y traés a Falcioni estás en una contradicción. Salvo que sea a propósito para desestabilizar políticamente o futbolísticamente para que salte algo y de alguna manera la cosa no vaya por los mismos carriles.

Los dos últimos entrenadores de Boca se eligieron por resultados.
Por supuesto. Hay algunas palabras que sobretodo el argentino y no sé porqué las reivindica sin tener atrás mucho sostén. La disciplina, el orden, la supuesta seriedad, pero a veces lo que no nos fijamos es el contenido de las cosas. El resultado es la circunstancia, también, vos podés tener un técnico muy exitoso en un equipo como Banfield pero eso no se va a traspolar. Además, los partidos no son los mismos, el entorno, la coyuntura no es la misma. Más allá de esto que estoy diciendo no es el técnico ideal porque hay que saber armar equipos protagonistas, que vayan al frente, que tengan esa combinación, sin tanta espera. El aburrimiento y Boca no se llevan bien en un partido de fútbol. El orden sin creatividad no es completo. No tengo ningún problema en decir que Falcioni no era el técnico, lo dije desde el comienzo. No discuto su trayectoria para nada.

¿Cómo ves a Vélez en la Copa Libertadores?
Es el favorito, no hay ninguna duda pero es relativo porque en una serie tenés un mal partido y te vas a casa. Lo que pasa que Vélez tiene en su equipo jugadores que a veces disimulan una equivalencia de fuerzas en un partido. Agarra la pelota Ricky Álvarez y el Burrito Martínez y no es lo mismo que la agarre otro. Son jugadores que desnivelan. Es un equipo que tiene muchas variantes y futbolistas de gran nivel, en un momento de sus carreras en el que están muy afianzados. Ricky Álvarez es un jugador de alto vuelo. Entonces todo apunta a que Vélez es el gran candidato. Pero bueno, a veces intervienen otros factores, cómo estás, las sensaciones del partido.

¿Qué opinión tenés de Erik Lamela?
Es un jugador que no tiene el mismo contexto que Ricky Álvarez, institucional, colectivo de equipo, entonces yo creo que el jugador a veces es el resultado de eso también. Lamela es un gran proyecto pero no es un jugador terminado. A mí me gusta mucho Lanzini también. Me parece un jugador muy hábil, le falta pero creo que a futuro, cuando se tranquilice, lo veo como un sucesor de Pablo Aimar. En tres años lo veo como un jugador que tiene todo.

Hablando del torneo local, ¿lo ves a River con posibilidades de ser campeón?
A River es difícil de analizarlo, si uno analiza un todo te diría que si porque ha sacado puntos que nadie sospechaba, a ganado partidos teniendo como figura a Carrizo y a veces resistiendo. Futbolísticamente el candidato es Vélez pero la Copa se le atraviesa y en algún momento va a tener que elegir. A River lo veo algo conservador pero a veces desligar al jugador de responsabilidades creativas en ciertos momentos de urgencia los hacen estar mucho más cómodos en la cancha.


Respecto a la Copa América que vas a tener la chance de comentar, ¿cómo la ves a la Selección Argentina?
La veo bien, la veo en un proceso de transición. Batista está tratando de imponer una idea, esa idea no es muy fácil de imponer. Es una idea que está muy relacionada con la pelota y cuando uno tiene esas clases de objetivos evidentemente es mucho más exigente un equipo sincronizado con la pelota. Con toques cortos, con asociaciones, con buenas relaciones entre los jugadores con el pase como intermediario, que se muevan en bloque, que todos los jugadores participen de la elaboración y a la vez comprimir al equipo y que todos participen en la tarea defensiva. Achicar las líneas, no despegarse. Yo creo que todavía Batista no ha encontrado a ese jugador que pueda ser el justo para esa función. Por ejemplo los dos laterales, los dos extremos. Después todo lo demás, como jugar con tres cincos, si encuentra a las parejas de laterales, el equipo puede tocar mejor, organizarse mejor.

Está de moda que periodistas deportivos o ex futbolistas publiquen libros, ¿están en tus planes?
No, no tengo esas intenciones. Los conocimientos me los guardo para mí, no tengo la necesidad de mostrárselos a nadie. Eso si lo destaco siempre. El fútbol me quitó mucho la vanidad a raíz de los golpes, los malos momentos, las frustraciones. Es lo que me permite tener la humildad de aprender pero tal vez me inhibe ésto de querer demostrarlo. No tengo grandes aspiraciones de sacar un libro ni conducir un programa, ni demostrar que sé.

Por último, ¿qué objetivos profesionales tenés para lo que resta del año?
Seguir igual. Evolucionar en mi tarea. Me encanta mucho leer, estudiar, observar, anotar, escribir todo lo relacionado con el juego. Todavía hay algunas vueltas de tuerca. Si bien está todo inventando, me gusta profundizar sobre el contenido del fútbol. Eso es lo que más me apasiona.